Cómo superar la vergüenza y establecer buenas relaciones personales
¿Te da vergüenza hablar en público? ¿Tienes vergüenza cuando tienes que dar tu opinión, o hacer una pregunta en una reunión? Pues tengo una buena noticia para ti, parece ser que la gente estamos la mayor parte de nuestro tiempo, pensando en nosotros mismos. Así que nos queda poco tiempo para juzgar a los demás.
Mira este gráfico que nos muestra Scott Young.
- En el gráfico se ve que el 60% de nuestros pensamientos son sobre uno mismo: mis metas, mis problemas, mis sentimientos.
- El otro 30% sobre cómo me afectan a mí las relaciones personales que mantengo, (otra vez pensando en mí). ¿qué pensaré mi amiga María sobre mí?
- Sólo el 10% del tiempo, en este modelo, está dedicado a la empatía, los momentos en los que una persona de verdad siente las emociones, los problemas y entiende las perspectivas y opiniones de los demás. En lugar de preguntarme qué piensa mi amiga María de mí, me pregunto qué está pensando o sintiendo mi amiga María.Y además, este 10% lo repartimos entre cientos de personas que conocemos. Por tanto, las demás personas pensarán en ti, pero no tanto tiempo como tú crees, sobre todo cuando tienes vergüenza de actuar y con frecuencia pensarán en cómo la relación contigo, les afecta.
Lo cual significa que:
1.- Sentir vergüenza de expresarnos no tiene mucho sentido. Ya que aquellos que nos están viendo y escuchando, gran parte de su tiempo, están centrados en su valoración o juicio propio.
Piensa en este ejemplo: estás en una reunión de trabajo y has sido valiente y estás dando tu opinión, pero de repente, te entra la duda de si los demás estarán pensando que es una tontería y empieza a acelerase tu pulso y a faltarte la respiración.
Pues, respira hondo y tranquilízate, la mayoría de personas, la mayor parte del tiempo, estará inmersa en sus propias ideas, o buscando el momento de intervenir o con vergüenza de hacerlo… y entre este batiburrillo de penamientos tratará de escuchar lo que tú estás diciendo, para valorarlo, pero sin mucho espacio mental para ponerse a juzagarlo.
Incluso si recibes críticas que parece que son para hacerte daño, con frecuencia no era esa su intención, quizá no han sabido elegir la forma correcta de dar su opinión. Por supuesto, hay excepciones a esta regla, pero normalmente la intención de las opiniones dadas no suele ser herirte.
2.- Y que establecer y mantener buenas relaciones depende de ti. No esperes que las otras personas tomen la iniciativa de hablarte, si tú quieres hacerlo.
Y para cuidar estas relaciones, como coach, no puedo dejar de animarte a utilizar la extaordinaria herramienta de las «preguntas». Ante la duda en una relación, no asumas lo peor, pregunta y sal de dudas, será bueno para ti, para la otra persona, que tendrá la oportunidad de explicarse y para la relación. Comunícate de forma positiva.
Bueno, parece ser que así somos los seres humanos, pero como a mí me gusta darte buenas noticias, te digo, que la empatía la podemos desarrollar. Esa emoción positiva o capacidad de comprender y sentir lo que le ocurre a otra persona y poder escucharla bien y ser capaces de ayudarla, la podemos potencia. La inteligencia emocional implica la gestión de las emociones propias y la comprensión de las ajenas. Sé inteligente.
¡Sonríe a la vida y la vida te sonreirá a ti?